El estallido de la BURBUJA municipal

Los penúltimos años se han caracterizado por un ficticio nivel de actividad económico por encima del que hubiera correspondido a las circunstancias y situación real de cada persona o entidad. El excesivo endeudamiento para poder soportar ese tren ha hecho que reventara semejante dinámica y nos encontremos actualmente en una depresión que dura oficialmente cuatro años y donde no se vislumbra aún el final de la misma.

La crisis financiera auspiciada por irresponsables banqueros y mantenida por inútiles políticos, sumada a la crisis inmobiliaria de una incitada oferta de viviendas vacías en el mercado, con urbanizaciones fantasma y terrenos calificados como urbanizables produciendo cardos y cargas (IBI urbana), ha sido conocida como burbuja inmobiliaria, negada no hace mucho por el PP, precursor de la liberalización del suelo (Sr. Aznar: "todo el suelo será urbanizable excepto el protegido"), y mal gestionada por el miope político Sr. Rodríguez Zapatero, al que todavía le seguirán pesando las palabras de su ministro de Economía D. Pedro Solbes que aconsejaba, en plena vorágine burbujeante del año 2006: "que hay que enfriar la economía"; le costó el puesto por agorero no adulador.

Tenemos que añadir un sistema productivo español basado en la economía especulativa (enriquecerse sin trabajar), dependiente de agencias parciales de calificación, inversores de bolsa, rumores interesados, carroñeros hipotecarios, etc. cuando realmente tenía que haberse modernizado el modelo de producción y pasar a depender del trabajo, de la inversión y del aprovechamiento racional de los recursos naturales. Si seguimos sumando a todos estos factores la enajenación administrativa (en todos sus niveles local, regional y estatal) de despilfarrar el dinero del que no se disponía en obras faraónicas e innecesarias, malversación de fondos públicos en estudios-análisis y publicidad, fiestas (pan y circo), etc., el panorama actual torna a desesperante incertidumbre para un futuro inmediato.

El Ayuntamiento de Torre Pacheco, como no podía ser menos, se sumó al carro de la burbuja, realizando obras sin sopesar su rentabilidad económica y social, asumiendo la pueril frase Zp de jugar en la Champions League, con inversiones cortoplacistas y difíciles de pagar y mantener. Hemos visto como el mismo centro urbano de Torre Pacheco se levantaba para romper una plaza frente al antiguo Ayuntamiento (aún sin amortizar su casi-reciente ejecución) y volver a remodelarla (aunque esta vez sin vegetación alguna, por si la sombra fuera perjudicial a las personas), con la excusa de que es un dinero que viene de la Administración Autonómica de Murcia y que hay que dispendiarlo para no perder la subvención, aunque no dicen que la elección del lugar del gasto corresponde al Ayuntamiento.

La gran mayoría de edificios construidos en los últimos años son supuestamente inteligentes, eficientes energéticamente aunque la factura eléctrica denota otra cosa diametralmente opuesta. En el nuevo Colegio del Rosario los calores sofocan a los pequeños estudiantes, mientras los funcionarios de la nueva Casa Consistorial (inaugurada con besabandera y desfile militar) tienen que llevarse su propia estufa de casa en los meses invernales. La nueva y premiada biblioteca municipal (según su autor es una bomba de relojería) no da para sustos térmicos cada vez que viene el recibo de Iberdrola, incluso las cisternas de los aseos se escuchan desde las salas anexas por el deficiente acondicionamiento acústico. Esta "bomba" se proyectó con sala de estudio 24h todos los días del año, pero nuestros populares gobernantes han decidido cerrarla y trasladar ese uso al Centro Integral de Seguridad (CIS) junto a IFEPA, ya que así ahorran un vigilante, aunque lo lógico hubiera sido hacer partícipe al voluntariado juvenil del municipio para la gestión de este espacio público.

Y el CAES....¿por que se ha cerrado? Este edificio, concebido en sus inicios como Centro de Formación Musical, derivó posteriormente también en despachos para políticos, funcionarios y personal de confianza, además de salas de reunión ajenas a la actividad cultural. La racionalidad ha hecho que l@s polític@s con sus funcionarios y personal de confianza se instalen en el edificio administrativo del Ayuntamiento (que para eso está), dejando el CAES para su función docente y auditorio, evitando estar abierto el día completo con su correspondiente gasto de funcionamiento. Por cierto, si cogemos los conserjes del CAES que han quedado sin función aparente y los destinamos a la Sala de Estudio 24h de la Biblioteca, pues ya no tendrán los jóvenes que emigrar al CIS para estudiar, aunque con el gasto que ha supuesto habilitar una nueva sala de estudio (mobiliario, cortinas, acondiciomiento de aire, etc) el tema no parece cargarse de lógica en eficiencia de la gestión política.

En plena efervescencia de la burbuja, el Equipo de Gobierno Municipal del PP decidió derribar las instalaciones del Patronato de Deportes, junto al Polideportivo Municipal frente Club de Tenis, y levantar otro nuevo edificio (fotografía que ilustra este artículo) para albergar a un concejal, a una persona de confianza (concejal bis) y unos pocos trabajadores municipales. Pero se han dado cuenta que resulta muy caro mantener semejante sede, por lo que en junio se trasladó el Patronato Deportivo al patio de la nueva Casa Consistorial, dejando el edificio de la fotografía solo y vacio (como tantos inmuebles emanados de la burbuja). La polémica sobre la necesidad de esta obra surgió desde su propia construcción, ya que la partida económica para deportes (con subvención regional), en un principio destinada a equipar a Roldán de su eternamente prometida PISTA DE ATLETISMO, finalmente varió su destino, en este caso, para hacer despachos y oficinas ya clausuradas. No faltaron las acostumbradas y cínicas excusas del PP justificando que la pista de Roldán no se hacía "por culpa de los Independientes", auténtico insulto a la inteligencia de l@s pachequer@s.

Pero lo más grave de esta burbuja es su escasa rentabilidad posterior, ya que si en su día se hubiera aprovechado que las arcas municipales estaban repletas de euros que se abastecían diariamente con trailers venidos desde el Palacio de San Esteban, si se hubiera invertido en edificios realmente necesarios, como por ejemplo la construcción de ALMACENES MUNICIPALES, pues hoy no tendríamos que estar pagando miles de euros todos los meses en alquileres de naves privadas. El único almacén construido se encuentra en la Calle Mayor de San Cayetano (los almacenes suelen construirse en polígonos industriales, dejando la calle Mayor de las poblaciones para otros usos más acordes al entorno urbano).

No obstante todo lo anterior, lo peor aún está por llegar, ya que no solo hay que rascar dinero para pagar todas estas construcciones, sino que el problema se prolonga para su dotación, uso y mantenimiento. El futuro museo municipal a implantar en la derribada y reconstruida Casa de Fontes no termina de dar el paso final, teniendo un edificio concluido pero sin urbanizar su entorno y sin dotación económica para su equipamiento y funcionamiento. ¿que pasará con el otro museo, en esta ocasión el que se está construyendo en el Cabezo Gordo?, ¿se puede pagar la obra?, ¿se podrá asumir su funcionamiento y mantenimiento o tendrá que permanecer cerrado si logra finalizarse?.

Un hecho similar sucede en Lo Ferro, con un reconocido Festival de Cante Flamenco que se sigue desarrollando en un patio, con un proyecto de auditorio cuya construcción se retrasa año tras año y que dada la actual coyuntura seguirá de igual forma durante mucho tiempo. A lo mejor, la esencia jonda tiene mas carácter en su actual escenario que el previsto por las mentes que nos gobiernan.