Fría Navidad sobre un cartón en el cajero

A  las 7 de la mañana le he visto acostado sobre un cartón en el cajero del Banco;  boca abajo, tapándose la cara con los brazos, simulaba dormir; había pasado allí la noche, el olor del habitáculo constataba la evidencia. No se podía saber si era hombre o mujer.

Hubo un tiempo en que yo, un vecino cualquiera, si sabía lo que debía hacer ante situaciones como esta; con una simple llamada a la Policía Local se le hubiera  facilitado una cama, cena caliente y aseo en la Casa del Transeúnte, apenas a cincuenta pasos del cajero. Podría haber recibido hospedaje en la Vivienda Tutelada del Pasico o en el Albergue de los Melendres.   

Hoy, este pueblo, los vecinos, estamos tan deshumanizados, tan habituados a la desidia moral, que toleramos situaciones como esta, o la del que va arrastrándose sobre unas muletas mendigando de esquina en esquina, la de quienes buscan en los contenedores, incluso con sus hijos por poder rebuscar mejor al meterlos dentro.

Hemos permitido que se desmontara el primer escalón que nos hace humanos, el poder socorrer al necesitado.

No veo a la representación de la autoridad prestando ayuda, acogiendo a las personas en este estado, e impidiendo que estas situaciones de extrema necesidad se den un día y otro también. Seguro que de haber algún fallecido aterido de frio, inmediatamente tendríamos declaraciones en la emisora local del sujeto de turno poniendo ayuda psicológica al resto del vecindario.

Yo no sé bien como actuar, pero he llegado a la determinación de no saludar ni hablar con personajes a los que considero tienen la obligación política, moral y profesional de dar soluciones a estas situaciones. Y váyanse al cuerno los que donan 150 € en nombre de un Consejo Rector o empresa puntera. Váyanse al cuerno los fariseos del templo. Que les saluden sus respectivas y orgullosas madres y les feliciten por el exitazo.  

Y celebren todos una magnifica Navidad con la bendición apostólica de Su Santidad.

CON MIS MEJORES DESEOS A LOS QUE SIENTAN LA INDIGNACION Y DISPOSICION A CAMBIAR EL SISTEMA.   

D. A. G. C.