Comienza
el año 2015, y conforme pasa la euforia inicial con ilusionantes -y sinceros- deseos
de prosperidad y felicidad, la implacable realidad vuelve a pesar sobre la
ciudadanía, porque la situación no es nada
fácil, ni siquiera se vislumbra recuperación porque no se ha tomado ninguna
medida que encamine hacia ella. La sociedad está empobrecida, triste, insegura.
Un buen articulista local compara,
acertadamente, la patética decadencia de Torre Pacheco con la casi abandonada
Detroit. El declive es real e incuestionable, patente y palpable. Lo peor de todo es la ausencia de confianza
en el futuro, motivada únicamente por la clase política y su actuación o falta
de ella.
La
ciudadanía en general ya no se cree nada de lo que dicen los políticos, los que
presumen de transparentes aunque su maletín de viaje a Suiza es opaco. Los
interminables casos de corrupción no son atajados por sus propios partidos, sino
amparados y excusados. La regeneración
de la vida pública no puede ser llevada a cabo por los mismos que la han
degenerado. Las instituciones han perdido su respeto ante la sociedad. Las referencias éticas y los principios han
desaparecido.
Los
necesarios cambios que se avecinan debieran comenzar también desde los niveles más
altos. El Parlamento Europeo y el Senado Español no puede ser un cementerio de
elefantes políticos. La Constitución
Española necesita urgentemente ser reformada, ya que la Transición ya queda
trasnochada a 35 años. La instituciones tienen que modernizarse y
democratizarse. La Justicia debe cortar su cordón umbilical con los partidos
políticos, así como desvincularse la Autoridad Fiscal (Hacienda y Justicia) del
gobierno de turno. Las competencias deben ser delimitadas entre las distintas
administraciones y estas, a su vez, ser redefinidas. Los aforamientos políticos
y los privilegios caciquiles deben pasar, definitivamente, a la historia. Las
listas electorales abiertas deben sustituir al presidencialismo encubierto.
La Región de Murcia,
arruinada por irresponsables y mediocres megalómanos, tiene que volver al sentido
común. Las millonarias obras realizadas entre
Valladolises y Corvera deben reconvertirse en otro uso (ya existe un aeropuerto
público en San Javier con una segunda pista terminada y El Altet está muy
cercano); el puerto de Cartagena tendrá que seguir ampliándose con otra terminal
de contenedores, pero en la comunicada Escombreras y no en la escondida playa
de El Gorgel; IFEPA tendrá que declararse, incuestionablemente, como único Palacio
Regional de Ferias y Exposiciones (el proyecto de otro recinto ferial en Espinardo
debiera ser eliminado -ya- definitivamente); Marina de Cope tendrá que seguir
siendo una gran zona protegida de la vorágine urbanística; La decencia política
tiene que demostrarse con una única circunscripción electoral que lleve la
proporcionalidad real a la Asamblea Regional. No solo la Comunidad Autónoma
debe adecentarse sino también el municipio. El caso de Torre Pacheco es peor, aún si cabe, ya que se trata de los
pocos consistorios que siguen aumentando su deuda municipal, a razón de más de
un millón de euros al año, lo que hace imposible una ansiada recuperación.
El
horizonte electoral que se presenta, con elecciones locales y autonómicas para
el cercano domingo 24 de mayo, puede suponer un revulsivo para esta triste y
desesperante situación. L@s vecin@s de Torre Pacheco ya no se dejan engañar
mas. El conformismo y la resignación está formando parte del pasado. Quien no
veía o no quería ver, ahora ya no mira hacia otro lado. El estado del
Ayuntamiento que se encontrará la nueva Corporación Local (que tomará posesión
el 13 de junio de 2015) no puede sorprender a nadie. El comienzo, en el mes de julio, de la amortización de préstamos del
Plan de Pago a Proveedores, colocará en una situación de bancarrota a la
hacienda municipal que actualmente es incapaz de afrontar los gastos diarios.
El continuo goteo de contratación de préstamos bancarios al 5%, 6% y 7% dejarán
una impronta de gravísimas consecuencias y muy difícil solución.
La
campaña electoral que se avecina supondrá un nuevo escenario, hasta ahora
inédito, en el que entrarán nuevas formaciones políticas, algunas surgidas por
el lógico desencanto y otras por las divisiones internas de los partidos tradicionales,
aunque por encima de siglas adquirirá protagonismo el programa electoral de
cada un@ y, sobre todo, la oportunidad
de afrontar un fin de ciclo histórico y generacional. La transformación
social que se está produciendo, con unos jóvenes que vivirán peor que sus
padres, en permanente situación de emergencia y precariedad, supone también una
nueva política paciente que sepa insistir y persistir. La filósofa Marina
Garcés defiende una "política sin
ilusiones o promesas redentoras", sin los conceptos caducados de ganar
o perder, ahora o nunca, viejo o nuevo, ya que todo ello acaba generando
frustración. Las máquinas de ilusión son, al mismo tiempo, máquinas de
decepción. Esa oscilación ha marcado la política clásica en los últimos dos
siglos.
Los políticos
tradicionales todavía quieren deslizar la tendencia hacia los cierres de filas,
el conmigo o contra mí, los registros únicos de expresión, el mitin, la arenga,
las posiciones rígidas en competencia, la presión a hacer lo que hay que hacer,
la percepción de la crítica o el interrogante como amenaza y obstáculo.
La
solución para el desarrollo económico ya no será el capitalismo en sus dos
versiones: liberalismo y socialdemocracia. Los nuevos adjetivos al futuro
económico y social serán las ideas, sociales y solidarias, justas y dignas,
decentes y honestas, libres y cooperativas. El determinismo de la dictadura
económica evolucionará hacia la redefinición del sentido de la riqueza,
desvinculándolo del crecimiento. Los
hijos de la crisis ya no entienden de poder y contrapoder, sino caminan hacia
la lógica de lo plural y distribuido, abriendo filas y aceptando la crítica y
la iniciativa. La situación de emergencia en la que se encuentra Torre
Pacheco no debe traducirse en un deseo de salvación, ni de figuras salvadoras
ni tecnócratas de la realidad. Hacen falta unos políticos locales capaces,
comprometidos y realistas.
La
precampaña en la que ya han entrado las formaciones políticas tradicionales
viene marcada, sobre todo, por los propios estatutos de esos partidos, que
precisan de una convalidación de candidat@s y programas de instancias
superiores. No es el caso del Partido
Independiente de Torre Pacheco, ya que la definición del programa electoral,
sus líneas de actuación y la elección de l@s candidat@s se realizará dentro de
los límites del término municipal, sin compromisos ni imposiciones desde Murcia
o Madrid.
Fotografía: villa de Torre Pacheco, año 1924
13 comentarios:
no llegaran cambios, seguira todo igual. Ese escritor local que decis también escribia las diferencias entre borregos y corderos, y este pueblo no quiere ver ni oir lo que esta pasando, hasta ni se lo cree cuando lo tiene delante de sus narices, este pueblo no tiene solucion y todavia le echan la culpa a Zapatero
Gracias por el articulo; sin duda pone énfasis en la situación y las soluciones para nuestro municipio, llamando a cualquiera que lo lea a la reflexión sobre nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos.
Yo no creo en los programas, creo en las personas, en aquel grupo de vecinos, que ya sea en el gobierno o en la oposición, trabajan con una meta común, cual es la mejora de las condiciones de vida de todos sus vecinos sin mirar colores, que por cierto, dividir por colores es la secular estrategia de la casta para enfrentarnos, como si la vida fuese un partido de fútbol donde la chusma se desfoga para beneficio del GIL Y GIL de turno.
Animo y confianza en nuestros vecinos.
Si todos los años fuesen electorales nunca nos faltaría el olor a hierba fresca.
Esta es la oportunidad del Partido Independiente de Torre Pacheco. La gente no es tonta y los jóvenes no quieren ni oír del Partido Popular, que promete mucho en las elecciones y luego hace lo contrario.
Publicado en Eldiario.es, escrito por Antón Losada, 04/01/15:
¿EL AÑO DEL CAMBIO?
Sostienen muchos que 2015 va a ser el año del cambio, que resulta imparable, que lo nuevo se llevará por delante a lo viejo, que la gente anda muy quemada y esta vez no lo van a dejar pasar, que se ha perdido el miedo y los votantes planean hacer limpieza. Lo pronostican los candidatos, aunque sus augurios resultan interesados, pero también vienen anunciándolo los demóscopos, politólogos, economistas y tertulianos más aclamados. Por lo visto y oído, para muchos está hecho.
El desengaño suele caminar sonriendo detrás del entusiasmo, dijo Madame de Staël, y tiene razón. En los augurios y signos de tanto cambio rondan algunos pequeños detalles que no acaban de quedar tan claros.
Por ejemplo, todas las encuestas coinciden en anunciar una elevadísima abstención o una baja participación, como les parezca más políticamente correcto decirlo. Sin embargo, hasta ahora los cambios electorales relevantes siempre habían sucedido acompañados por una participación masiva, mientras que la abstención elevada siempre habían acabado en mayoría absoluta para el partido en el poder. Puede ser que deje de suceder así. Pero ya serían dos cambios.
Todo el mundo da por descontado que el Partido Popular perderá varios millones de votos, pero nadie acaba de aclararnos dónde se van a perder. Unos los mandan a Podemos, otros a la abstención, otros al voto en blanco y a otros les da igual dónde se vayan con tal de que no vuelvan. De acuerdo con estos pronósticos, varios millones de votantes de derechas dejarían de comportarse como siempre lo han hecho hasta ahora y adoptarían actitudes que siempre han rechazado de plano y en circunstancias semejantes. Puede ser que lo hagan. Pero ya serían tres cambios y las revelaciones milagrosas masivas acostumbran a corresponder a la religión, no a la política.
Muchos desestiman por fracasada la estrategia de Rajoy de fiarlo todo a la economía porque ni la economía va a darle la razón, ni la gente percibirá la recuperación de aquí a las elecciones. Un doble argumento desconcertantemente contradictorio. De momento, a un año de los comicios, la misma prima de riesgo que martirizó hasta el calvario a Zapatero ha bajado de los cien puntos.
Los electores siempre votamos mirando hacia adelante, no hacia atrás. La pregunta a finales del 2015 no será si hemos notado la recuperación. La pregunta será si la vemos venir y de quién nos fiamos más para que no se pierda por el camino.
El Partido Independiente de Torre Pacheco tiene como principio fundamental SERVIR a los vecinos y ciudadanos del municipio de Torre Pacheco desde la participación y actuación política, la defensa de la persona, de su libertad y dignidad, la defensa de la Democracia y del Estado Social y Democrático definido en la Constitución Española de 1978.
El REY se ha hecho eco lo ha comprendido,sea en hora buena.
Tendrá duro el careto que dice uno con mando en plaza, que quiere hacer un pacto en temas de corrupción. Para la corrupción ni pacto ni perdón.
No os preocupéis y presentaros, los vecinos de Pacheco ya hemos aprendido que los pájaros no maman.
En estos momentos, el clamor popular, después de ver el trato del gobierno regional, con Alberto Garre a la cabeza, y la indiferencia de los miembros del equipo de gobierno municipal para reclamar lo que nos pertenece, debería ser “TORRE PACHECO TAMBIÉN EXISTE”.
Juan Salvador Sánchez Saura es candidato del PSOE a la Alcaldía de Torre Pacheco. Puedes seguirlo en Twitter (@salzillo41).
Juan Salvador te equivocas, Pacheco es un instrumento.
El próximo Alcalde que haga una auditoria externa y enseñe a todos los Pachequeros como esta nuestro Ayuntamiento.
El del pacto de los corruptos me creo que es el que dicen tiene infulas de presidente regional.
Me parece increible lo que han hecho estas gentes del PP con T. Pacheco. Por favor, que estamos junto con Totana entre los municipios mas jodidos de la región murciana, ya de por si, cuasi la peor de España.
Mediocre es un país que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad.
FORGES.
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